La tendencia a nivel mundial es ir hacia autos más ecológicos. De hecho, ya son mucho más ecológicos de lo que eran hace años cuando se implantaron las primeras normas internacionales de emisiones. En Europa, por ejemplo, existe una normativa sobre emisiones de gases de combustión de los vehículos nuevos para regular los límites aceptables. En los primeros años de la medida, en la etapa llamada Euro1, la reducción de los gases de invernadero se redujo inmediatamente en 85%.
Actualmente, los estados miembros de la Unión Europea están por implantar la Euro5, y los avances -desde aquel tiempo- han sido significativos con respecto a las nuevas restricciones y los resultados.
Leonardo Mellado, experto en el tema y periodista del diario “El Mercurio”, cree que “aunque el futuro todavía verá muchos años de autos nuevos a bencina y diésel, definitivamente vamos hacia autos más verdes”.
Mellado asegura que en algunos mercados el primer acercamiento hacia un parque automotriz ecológico, lo darán los autos híbridos, los que son un paso intermedio hacia los de emisión cero. En otros mercados simplemente saltarán hacia estos últimos: los vehículos eléctricos no contaminantes. Ahí está el futuro. Pero vamos por parte.
¿Qué son los autos híbridos?
Los autos híbridos son aquellos que combinan dos sistemas de propulsión. Los más típicos son los que combinan un pequeño motor a bencina con un motor eléctrico. Hay otros que emplean un motor diésel y uno eléctrico. También hay unos pocos que usan biocombustibles con el motor eléctrico.
¿Qué ventajas tienen?
Su mayor ventaja es que emiten menos CO2 por kilómetro recorrido que un auto convencional de la misma potencia. El inconveniente, eso sí, es que son más caros que un auto normal del mismo tamaño. Además, emiten más CO2 que un auto más pequeño con un motor convencional de menor desplazamiento y que, a veces, emiten más CO2 que un auto diésel de cilindrada similar. O sea, es un auto que de todos modos registra emisiones contaminantes y de efecto invernadero.
Entonces la emisión cero está en manos de los autos eléctricos…
Sí, la ventaja más importante es que estos autos emiten cero gases. Los autos eléctricos están propulsados por motores que utilizan esa energía. Ésta proviene de baterías que porta el vehículo, las que se pueden cargar de muchas fuentes -incluso los enchufes de la casa-, así como de la recuperación de la fuerza de frenado. También hay una categoría especial de autos eléctricos que utiliza “celdas de combustible”, que son reactores químicos en los que hidrógeno se pone en contacto con oxígeno. Esto produce una reacción que crea electricidad. Aunque, estos últimos emiten un poco de agua.
¿Cuáles son sus desventajas?
Las desventajas actuales están en su precio relativamente elevado, en su alcance más corto que el de un auto convencional y en que si bien el auto mismo no emite nada, traslada el problema de las emisiones a la fuente de generación eléctrica; es decir, si millones de autos eléctricos se enchufaran a lo largo del día, la demanda por electricidad doméstica aumenta, dando lugar al problemita de que hay que generar más electricidad y no siempre esa generación es limpia. Y los autos a celda de combustible tienen otro inconveniente: en ningún país del mundo es fácil cargar hidrógeno en tu auto. O sea, no hay red de distribución de ese gas.
¿Qué tan desarrollados están tecnologías en el mundo?
Todas están bastante desarrolladas. Los autos híbridos son una realidad comercial hace años, los eléctricos ya empiezan a serlo y las celdas de combustible tienen unos 50 años de desarrollo. El problema no es el nivel de desarrollo de estas tecnologías, sino el precio de los autos.
¿En Chile tenemos autos con estas tecnologías?
Actualmente hay a la venta dos modelos híbridos: el Honda Civic Hybrid y el Toyota Prius. Hubo pruebas de un auto eléctrico llamado Reva, pero no llegó a comercializarse.
¿Estamos muy lejos de su masificación?
Si el tema se deja exclusivamente al mercado, nunca. Hay que ser franco, esto de los autos de bajas emisiones o emisiones cero es interesante para un pequeño segmento de público que tiene conciencia medioambiental y que puede desembolsar $18 millones por un auto que de otra forma habría costado 10 o 12 millones. Para la gran mayoría esos autos van a estar –y de hecho, están– por encima de su lógica de consumo y no los van a comprar.
¿Se necesitan incentivos entonces?
Sí. En Estados Unidos, Europa y Japón abordan este problema generando incentivos tributarios a la renovación, subsidios, bonos y toda una panoplia de recursos para inducir la compra de estos vehículos, incluyendo un castigo en impuestos para los autos más viejos.