Está comprobado que las personas que aprenden a conducir con un instructor de manejo son más seguros y eficientes que aquellos a los que les enseñó un papá, un hermano o un pololo. Así lo por lo menos lo dicen estudios realizados en países como Suecia, Estados Unidos, Francia y Finlandia. No basta con conocer medianamente las leyes de tránsito para ser una persona prudente y responsable al volante. Tomar clases con expertos, ayuda a no tomarse el manejo a la ligera.
En Chile, no más del 17% de las personas acude a una Escuela de Conductores. Por ello es que Alberto Escobar, Gerente de Asuntos Públicos de Automóvil Club de Chile, cree que los chilenos somos muy malos conductores. “Tenemos muchísimas conductas de riesgo y una baja tasa de respeto y conocimiento de las leyes de tránsito: hablamos por celular, las mujeres se pintan, los hombres de afeitan, comemos, fumamos, manipulamos la radio o equipos GPS”.
¿Esto ocurre por falta de educación?
Sí. En Chile no es obligación hacer un curso de conducir, por lo que los niveles de exigencia del examen para sacar la licencia son muy bajos. En los países que tienen mejor respuestas conductivas como Holanda, Inglaterra o Suecia, estos cursos son obligatorios e intensivos, pueden durar unos tres meses. Para hacer la comparación, en Chile el 97% de las personas que se presentan por primera vez a obtener una licencia de conducir, aprueba, y las clases sólo constan de cinco horas teóricas y trece prácticas. En Europa y Estados Unidos sólo el 60% de las personas aprueba, por lo que las tasas de rechazo son muy altas. Los chilenos conducen mal porque la gran mayoría es autodidacta.
Las cifras avalan a Escobar: tenemos 57 mil accidentes de tránsito al año y, en 2009, 1.500 personas resultaron fallecidas, de las cuales el 50% fueron peatones, y el 36% de ellos fallecieron.
¿Por qué los chilenos no acuden a cursos formales?
En Chile la gente está acostumbrada a aprender a manejar con el papá, el hermano, el pololo o la polola. Y ese es el mayor problema: se van perpetuando maneras de conducir mañosas. Esto es muy extraño porque si tu papá es periodista, él no te enseña periodismo a ti, sino que te va a mandar a la universidad a que aprendas el oficio. Sin embargo, con la conducción no ocurre igual. Todos creen que le pueden enseñar a alguien.
¿Qué es lo que entregan las Escuelas de Conductores?
Pedagogía, la conducción es pedagogía. Enseñar que los malos hábitos no se deben perpetuar. Por ejemplo, las personas no saben cómo llegar a los semáforos. Cuando comienzan a frenar desconectan la marcha y ponen neutro, lo que es muy peligroso, siempre hay que llegar con el auto en control, enganchado. Por otro lado, enseñar a respetar las leyes de tránsito y las señales. Es increíble, hicimos un estudio sobre las señales de tránsito y encontramos que algunas de ellas sólo eran conocidas por el 5% de los encuestados. Por otro lado, los profesores de manejo tienen más psicología y paciencia para la enseñanza, y tratan temas importantes como la actitud frente al alcohol, la euforia o cómo controlar la presión social del grupo.
¿Estamos lejos de que los cursos de conducir sean obligatorios?
No es necesario que estemos lejos. Los chilenos estamos inconscientemente haciendo que esto se convierta en una exigencia. Se está hablando mucho de implementar la licencia con puntos, lo que significa que cada conductor tendrá 12 puntos. Si comentemos alguna infracción, se nos descontarán algunos puntos, según sea el caso. Entonces ¿qué hacer para recuperar los 12 puntos iniciales? En los países donde esto está implementado, como Europa, la fórmula es tomar cursos de reentrenamiento. Si te sorprenden conduciendo bajo la influencia del alcohol, tienes que ir a un modulo llamado control de alcohol y drogas, y si te sorprenden a exceso de velocidad, debes ir a un curso de conducción donde te enseñen las normas y te refuercen los significados. Eso nos va a obligar a tener una serie de instancias académicas donde puedas ser reentrenado. Entonces, lo lógico es que se legisle para que el curso de conducir ser obligatorio, o en su defecto, subir tanto las exigencias del examen que a nadie se le ocurriera presentarse en frío a una prueba de conducir. Lo que proponemos nosotros como institución es que se suban las exigencias.
Por mientras, ¿cómo podemos ser mejores conductores?
Hay muchas fórmulas. Primero necesitamos mayor fiscalización de la policía, muchos Carabineros en la ciudad. Luego, tenemos que insistir hasta la majadería con campañas que incentiven el uso de cinturón de seguridad, de respecto a la ley de tránsito y el consumo de alcohol, entre otras cosas. Sabemos que las campañas no tienen los resultados que nosotros quisiéramos, pero si repetimos los mensajes hasta el cansancio, la gente tomará conciencia. Por otro lado, la educación en la casa es fundamental. Según estudios, en orden de prioridades, las personas escuchan consejos del papá, la mamá y la polola o pololo. Así que es fundamental que en las familias se discutan estos temas para crear conciencia.