Para conducir se necesita algo más que poner en marcha el automóvil. Es necesario alcanzar cierto estadio de equilibrio emocional, pues es con esto como se garantiza la seguridad. Los jóvenes son más propensos a involucrarse en accidentes de tránsito y esto se debe, en gran medida, a que la adolescencia es una edad complicada en la que la personalidad y la madurez aún se encuentran en construcción.
¿Qué características emocionales hacen a los jóvenes más vulnerables?
Los adolescentes se ven sometidos a diversas presiones sociales y personales. Por ejemplo, necesitan autoafirmarse, lo que los lleva a ser competitivos e imprudentes. Pueden sobrevalorar sus destrezas al volante y piensan que no necesitan usar cinturón de seguridad. Además, se ven afectados por la mirada del otro, desean destacar y exhibirse ante los demás, por lo que no temen hacer maniobras arriesgadas y perciben el peligro como algo alejado y que no puede afectarlos.
¿Qué puedes hacer?
Conducir requiere práctica y la adquisición de ciertas destrezas. La madurez emocional llegará en el momento adecuado, pero puedes contribuir al desarrollo personal del joven inculcándole ciertos valores durante su crecimiento. Reforzar su identidad, por ejemplo, le ayudará a conocerse a sí mismo con virtudes y limitaciones, aceptar errores y saber que no son infalibles y que esto puede costarle la vida.
También el autocontrol le permitirá drenar la agresividad de forma constructiva y no al momento de conducir. Evitará que sea impulsivo y asumirá los acontecimientos con serenidad. La responsabilidad le permitirá reconocer que todas sus acciones tienen consecuencias que deben asumir, por lo que pensará dos veces antes de hacer algo imprudente.
Es importante conocer quiénes son las personas que rodean al joven conductor, pues la presión de grupo es significativa. Hay amistades que pueden intentar coaccionar para que conduzca después de beber alcohol o para ir a mayor velocidad de la permitida. A veces sólo basta un reto, una burla para exponerse a situaciones peligrosas.
Sólo una persona que cuente con cierta estabilidad emocional será capaz de conducir de forma prudente. Como padres pueden protegerlo adquiriendo un Seguro de auto, pero lo más importante es cultivar valores y cimentar la identidad del joven antes de ponerlo frente al volante.