Elegir entre casa o departamento no es fácil, porque vas a invertir más dinero del que jamás has gastado en un lugar en el que vivirás durante años, y no sabes cuál te conviene. La solución está en basarte en las ventajas y desventajas de cada uno y relacionarlos con tu estilo de vida.
Ventajas y desventajas de una casa
Las casas son mejores para familias con niños porque en general son más grandes y tienen espacios al aire libre totalmente privados. La libertad que sientes en una casa no la tendrás en un departamento, porque podrás salir y entrar sin tener que cruzarte con nadie, ni esperar interminables ascensores. Tu privacidad también se intensifica, ya que no estarás separado tan solo por un muro con tus vecinos, no escucharás discusiones ni su televisor fuerte.
En una casa podes usar los espacios libres cómo y cuando quieras, lo cual no se puede hacer en un edificio de departamentos.
Todo muy lindo hasta aquí, pero las casas también tienen desventajas. Son algo más caras que los departamentos, tienes que hacerte cargo de todo el mantenimiento, es difícil conseguir una en pleno centro, y en cuanto a seguridad los departamentos son mejores.
Ventajas y desventajas de un departamento
Un departamento puede ser mejor para parejas jóvenes, estudiantes, solteros, personas mayores, y todo aquel que lleva una vida ocupada y prefiere tener seguridad y confort en un mismo espacio, con buena ubicación.
Si bien suelen ser más chicos que las casas, podrás elegir la cantidad de habitaciones y comodidades que necesitas, siempre pagando por ello. En general, un departamento es más económico y más nuevo que una casa, y con sólo pagar los servicios correspondientes, siempre estará impecable y bien atendido. Además, es una buena inversión porque los departamentos son muy elegidos para arrendar.
Lo malo que tienen, es que en general no tienen espacios al aire libre y siempre hay vecinos molestos. Por otro lado, no puedes hacer uso, en el momento que quieras, de los espacios comunes y tienes que estar cuidando de no molestar a los demás.
Las similitudes entre ambos es que los dos van a costarte mucho dinero, pero serán capaces de convertirse en tu hogar. En los dos podrás elegir la cantidad de ambientes que deseas, la ubicación, y todos los detalles que estás buscando.
En fin, la decisión es muy personal, sólo es cuestión de ver qué es lo que mejor va contigo. Recuerda que si bien ahora prefieres una cosa, nada es definitivo, y más adelante podrás tramitar un crédito hipotecario para cambiarlo por otro tipo de vivienda.